Cuando decidís emprender tenés que hacer cosas que no sabés hacer.
Algunos pretenden saberlas. No sé si se creen expertos por nacimiento, o juran que el conocimiento llega con el título de emprendedor.
Otros reconocen su ignorancia, aprenden como puedan y manos a la obra. No en secuencia, aprendiendo mientras hacen. No sé si es el ideal pero es el mundo real.
Con orgullo digo que pertenezco al segundo grupo. Intento tener mi ignorancia bien presente, en cada decisión, en cada momento. De hecho amo mi ignorancia, generó mi obsesión por aprender, mi locura por los libros.
Últimamente estoy encargado de diseñar el producto en Monomo, soñarme la experiencia de uso, bajar esos sueños a la interfaz que usan nuestros usuarios. Ni te imaginás todo lo que tenemos por mejorar. Le falta infinito, nuestros usuarios se confunden, no se cansan de pedirnos mejoreas, se quejan y con razón.
De ahí nace mi interés en este libro. Empecé a buscar cuál es la biblia del diseño, ese libro maestro que tiene cada tema. Encontré más de una, entre esas esta. Hora de leer, hora de aprender y eso fue lo que logré.
Sólo que pensé que únicamente aprendería teoría de diseño para aplicar en Monomo y resulté con un libro que fue mucho más allá.
Si, aprendí un montón para mi necesidad. Armé una capacitación para enseñarle esto a mi equipo. Aprendí cómo evaluar el diseño de Monomo. Gracias a los frameworks que propone Norman estoy identificando todos los puntos críticos. Cinco estrellas. The Design of Everyday Things será un libro que recomiende a cuanto founder se me atraviese.
Pero el verdadero regalo de este libro fue abrirme los ojos al rol inmenso del diseño en nuestras vidas. Fue explotar mi curiosidad por el diseño. Enseñarme ese gusto por el buen diseño, enseñarme a diferenciar el bueno del malo. No termino siendo un crítico experto, pero si quedo con ganas de serlo. Ahora todo lo miro con ojos de diseñador. Ahora soy un explorador que quiere encontrar el buen diseño en todo lado.
Este libro te deja antojado, babeando. Te demuestra lo interesante y retador que es el buen diseño hasta en las cosas más sencillas, estudiando por ejemplo el diseño de un grifo de agua. ¿Suena bobo? No te imaginas el universo que hay detrás. Es más, te aviso que el grifo ni se la han terminado de inventar.
Te demuestra que todos somos diseñadores. Te revela la plaga de mal diseño que nos rodea. Te demuestra que el mundo necesita desesperadamente mejores diseños. Te dan ganas irresistibles de embarcarte en esa misión.
El único lunar, creo que hay partes que sobran. Un poquito más conciso, menos temas secundarios y sería inobjetable.