Cuando me enseñaron filosofía nunca me lo presentaron como la materia que me iba a enseñar a vivir.
En el colegio lo vi como una materia más que tocaba ver, es más una bien tediosa y aburrida. Creo que hasta al profesor le decíamos el exterminador.
Que tanto ha cambiado desde entonces. Cómo vivir bien, cómo ser buena persona, cómo ser feliz, cómo y qué significa aprovechar esta lotería de vida que me gané son unos fantasmitas que cultivé, crecieron y ahora tengo siempre a mi lado.
Me di cuenta que para resolverlos debía acercarme a la filosofía y ahora la leo todos los días.
Es mi bastón en los momentos difíciles. Es mi recuerdo de mesura en los prósperos. Y ahora, gracias a How to be Perfect, es mi toolkit para afrontar esos dilemas mamones a los que nos enfrentamos diariamente.
Como por ejemplo, ¿Debería comprarme un iPhone cuando hay niños muriéndose de hambre en África? How to be Perfect coge estas bombas e intenta resolverlas desde diferentes corrientes filosóficas, enseñándote así, de manera muy práctica, aplicable y hasta chistosa cómo usarlas para intentar ser una mejor persona.
Mis acciones tienen repercusiones en los demás. Lo que yo hago importa. Y lo más importante en este camino de intentar ser una mejor persona, es que nos importe si lo que hacemos está bien o mal, y que por eso, intentamos hacer lo correcto.
Repito, porque se me estaba yendo la vida sin caer en cuenta: que NOS IMPORTE si lo que hacemos está bien o mal.